14 abril 2008

Coprolitos entre manos

Aunque en un primer momento pensé en un título más al estilo de un titular (algo así como “con la manos en la mierda, fósil”), he intentado darle un enfoque más recatado. Y es que recientemente he encontrado diferentes estudios que aun tratando temas dispares, tienen un argumento común, los coprolitos.

Los coprolitos son unos restos fósiles interesantísimos que ofrecen una fuente increíble sobre la que estudiar patrones de dieta de poblaciones animales (incluidas las humanas) del pasado. Recientemente en la revista Science (y su eco en múltiples medios de comunicación) encontramos un estudio que estudiando coprolitos humanos ha permitido situar las primeras poblaciones humanas en el continente americanos muchos años antes, más de mil, de lo que se pensaba anteriormente. Además, los investigadores han podido obtener muestras de ADN de esas heces con las han caracterizado genéticamente a sus creadores. No deja de ser sorprendente la capacidad de los investigadores para obtener material genético de restos fósiles como estos, aunque en esta línea también se pueden citar los avances genéticos sobre restos fósiles, por ejemplo, en neandertales (ver).

Por otro lado, coprolitos humanos también de origen americano han sido la fuente en la que los investigadores han desarrollado un estudio parasitológico. Sí, ¿sorprendente verdad? Estos investigadores detallan el hallazgo de una garrapata en heces previsiblemente humanas vinculadas a la cultura Anasazi. Según se detalla en el artículo, estos parásitos no se habían citado en estudios previos sobre el tema. Además, aunque los artrópodos parásitos se encontran en escasas ocasiones en coprolitos según detallan los autores, otros ectoparásitos (como piojos) sí se habían encontrado con anterioridad en coprolitos humanos. Estos resultados, permitieron describir la posibilidad de que los humanos de poblaciones ancestrales comiesen estos ectoparásitos como un mecanismo de control de parasitario, algo que por otra parte parece plausible a la vista de los ejemplos con diferentes animales que todos estamos familiarizados de encontrar en los documentales. Además, según se detalla en el estudio, la aparición de estos ectoparásitos en heces, arroja la posibilidad de que aquellas poblaciones sufrieran los efectos de los ectoparásitos y de las enfermedades que estos son capaces de transmitir. Futuros estudios genéticos de estos parásitos encontrados en los coprolitos podrían permitir encontrar los parentescos que guardan con poblaciones de parásitos actuales o quizás, posibles infecciones por endoparásitos, lo que permitiría arrojar mucha luz sobre su papel como vectores de enfermedades en las poblaciones humanas del pasado.

Desde luego, algo que a priori pudiéramos pensar que carece de valor, desde luego, puede arrojar mucha luz sobre el conocimiento. Muchos estudios con coprolitos han servido como mecanismo para conocer la dieta de sus autores, pero estos nuevos enfoques pueden dar un nuevo giro para sacarles, si cabe, aún más partido. Ya no vale eso de “esto es un mierda” para definir algo sin valor, ya no.

Bibliografía:
Thomas et al. 2008. DNA from Pre-Clovis Human Coprolites in Oregon, North America. Science.
Johnson et al. 2008. A Tick From a Prehistoric Arizona Coprolite. Journal of Parasitology.

Nota: la ausencia de fotografía responde a la ausencia de fotos de aspecto "agradable" encontradas hasta el momento en relación al tema tratado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen apunte final...excelente remate para un post curioso.

Un saludo del Clan!

Parasite dijo...

Gracias Viper!