27 septiembre 2011

El llanto de los niños y sus efectos sobre sus sufridos padres.




Los niños son máquinas dereclamar atención y sus padres (en general)de prestársela. Cuando al resto de las personas que no son sus padres el llantode un niño provoca ojos inyectados en sangre, en los padres no suele ser ese elefecto principal (aunque sí pueda, con el tiempo, desarrollarse). Fuera bromas, en los mamíferos, el cuidadoparental es muy importante para favorecer la supervivencia de las crías durantesus primeros estados del desarrollo y, por tanto, la relación entre padres ehijos no sólo se vea nivel conductual, sino que esa relación se ha inscrito enlos genes, de modo que el simple llanto de la cría dispara una serie demecanismos neuronales y hormonales que ponen en alerta al organismo de lospadres para hacer cumplir sus requerimientos y, en lugar de sentir esaocupación como una carga lo encuentran recompensante. Veamos el porqué de estascuestiones.

Desde un punto de vista muysencillo (arquetípico, más bien) para unpadre novel, el ocuparse de su hijo en un momento dado incluye varias fasesque, por orden cronológico serían: percepción del llanto del niño, aproximarsea él, evaluar la situación, determinar las necesidades (ej: leche materna), proporcionar el apropiado cuidado al bebé (ej: dar de mamar) y finalizar la tarea (ej: acostarle de nuevo).

Durante el postparto temprano (los meses siguientes al parto) se observan nivelesincrementados de ansiedad y preocupación en los padres acerca de la seguridad ysalud del bebé que incluyen además sentimientos de reciprocidad, unidad e inclusoperfección idealizada del bebé, lo cual puede elevar aún más la ansiedad. Sinembargo, este tipo de pensamientos, podrían ser un mecanismo evolutivo quefavorezca el incremento de ansiedad para, al mismo tiempo, incrementar elcuidado sobre el niño. El principal mediado que se ha relacionado con esteincremento de ansiedad es la dopamina, cuya liberación se incrementa endiversas regiones cerebrales en respuesta al llanto del niño , y ese incrementode dopamina es aun mayor si se trata del llanto del propio hijo. La dopaminaactuaría no sólo sobre regiones cerebrales cuya modulación incrementaría losniveles de ansiedad, sino que además algunas de ellas están involucradas en laatención y la toma de decisiones, algo primordial para el cuidado del bebé. Poreso, podría decirse que la dopamina sería el factor clave en iniciar larespuesta parental al llanto del niño.

En relación con las madres, laoxitocina juega un papel fundamental. Esta hormona no sólo facilita el parto,sino que durante la lactancia, la liberación de oxitocina es fundamental parala eyección de la leche. La oxitocina juega además un importante papel en elestrechamiento de vínculos sociales y se cree que podría jugar también ciertopapel en el hecho de que las madres que tuvieron a sus hijos por cesárea seanmás propensas a la depresión postparto que aquellas que tuvieron un parto porvía vaginal. Así, las madres que dan de mamar a sus hijos presentan una mayoractivación de ciertas regiones cerebrales relacionadas con la emoción en respuestaal llanto de sus propios hijos que aquellas que no lo hacen. Por tanto, laoxitocina podría mejorar el cuidado parental incrementando las emocionespositivas y facilitando la actividad de circuitos cerebrales específicosrelacionados con el cuidado, mientras que atenuaría la actividad de circuitosrelacionados con el miedo y la aversión.

Por otro lado, es evidente que elcuidado del bebé es estresante, especialmente si se está expuesto por un tiempoprolongado al llanto del bebé, lo que dará lugar a un incremento en laactivación del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, el principal mediador de larespuesta a estrés, que tendrá como consecuencia la liberación de cortisol. Seha observado que las madres suelen presentar altos niveles de cortisol en los primerosmeses tras el parto y que estos niveles se relacionan con una actitud positivay los de vocalización hacia el bebé (hablarle, cantarle, etc). Incluso se ha observado una relación positivaentre los niveles de cortisol de madres noveles y su puntuación sobre el olorde varios bebés. Sin embargo, seis meses tras el parto esta relación seinvierte, de modo que un mayor cuidado de los bebés implica menores niveles decortisol circulantes. Se cree que ese cambio en los niveles de cortisol a lolargo del tiempo podría ser debido en parte a la liberación de oxitocina quetiene lugar cuando la madre da de mamar al bebé, ya que la oxitocina inhibe laactividad del eje hipotálamo-hipófisis-adrernal. Una actividad elevada de esteeje tras los seis meses postparto puede dar lugar, de hecho, a emocionesnegativas y un cuidado reducido de los hijos, así como mayores probabilidadesde padecer depresión. Recordemos que la exposición a altos niveles de estrés noes nada buena para nuestro cerebro (aquí y aquí).

Y, ¿qué ocurre cuando cesa elllanto del niño? La paz. Y esa paz llega porque se liberan opioides endógenosen ciertas áreas cerebrales relacionadas con las recompensa en la madre (y, posiblemente, en el padre), que también vanacompañados de un nuevo incremento de dopamina, esta vez en regiones quepromueven la expectativa de una recompensa lo que es incluso mejor que laobtención de la recompensa misma.

Todas estas cuestiones sonrelevantes de cara a entender cómo la evolución ha ido puliendo esa relación entrepadres e hijos para favorecer la supervivencia de los últimos (y posiblemente, también, de los primeros). No hequerido incluir demasiados nombres de regiones cerebrales para evitar volverloca a la concurrencia. Para aquellos que estén interesados en los circuitosespecíficos que se activan en respuesta al llanto del niño, se puede consultaruna buena revisión publicada recientemente sobre el tema:

Swain, JE (2011),Neuroendocrinology of parental response to baby-cry. J. Neuroendocrinol. Doi:10.1111/j.1365-2826.2011.02212.x

8 comentarios:

Brain May dijo...

Gracias, ahora entiendo muchas cosas...jajajajajaja

Pedro Garrido dijo...

Pensé mucho en vosotros mientras lo escribía, jaja

Alfredo Oliva dijo...

Interesante entrada. E interesante es el análisis de las diferencias individuales en la respuesta al llanto del bebé. Mientras algunas madres interpretan el llanto como "Me necesita", otras piensan "intenta controlarme" o incluso "trata de fastidiarme". De ahí la explicación de algunas respuestas negligentes o maltratadoras por parte de los cuidadores.
Un saludo

Anónimo dijo...

Y sin embargo es completamente ridículo plantearse que un bebé pueda pretender manipular. ¿Para qué? Un bebé simplemente expresa su malestar, que puede ser miedo, dolor, frío, hambre o necesidad de contacto físico, y la única manera que tiene de comunicar sus necesidades es mediante el llanto.

¿Qué quiere decir "manipular" cuando hablamos de un bebé? ¿Que quiere manipularle para que le coja? No, no: es que necesita que le coja (o lo que sea) y sólo sabe decirlo de esa manera. No genere estrés en ese bebé dejándole llorar y atiéndale.

Anónimo dijo...

(Por cierto, no funcionan los enlaces sobre los efectos del estrés en el cerebro)

Pedro Garrido dijo...

Anónimo, no creo que haber empleado en ningún momento la palabra manipular. De hecho, no creo que los bebés manipulen a sus padres, sino que, como bien dices, expresan sus necesidades. La manipulación llega algo más tarde (pero no mucho más tarde). Lo que el apunte trataba de explicar es cómo ese llanto produce cambios fisiológicos en sus padres que les instan a atenderle. Es una relación que se ha forjado a lo largo de la evolución y por lo tanto esos cambios son algo normal, no un intento de los bebés por manipular.

Lo de los enlaces, solucionado.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Mis disculpas, mi mensaje no era por el post, sino por lo que decía Alfredo Oliva más arriba. Y por si acaso anticipo que tampoco era criticando su mensaje, sino ampliándolo. El post me parece estupendo.

Pero sí debo discrepar en tu último mensaje: la "manipulación" (es decir, que los niños comienzan a aprender tácticas para conseguir lo que quieren, como hacemos nosotros con ellos constantemente, una y otra vez, y que no es sino señal de que desarrollan "inteligencia social") empieza bastante más tarde, sin embargo, no antes de los tres años generalmente. Que es a su vez también la edad en que comienzan a tener interés "de verdad" (no una mera curiosidad circunstancial) por estar con otros niños (pese a esa manía de meter a bebés de un año en guarderías para que "socializen", cosa que no sirve sino para romper la formación del "apego seguro").

Un saludo y felicidades por tu blog.

Anónimo dijo...

Creo que en éste interesante artículo se os ha estropeado la barra espaciadora jejeje