07 febrero 2011

¿Por qué es malo el estrés? (I): la carga alostática.


Volvemos a la actividad blogueril tras un par de añitos de sesteo para hablar del estrés.
El estrés tiene mala prensa. Cuando su nombre se pronuncia es normal que sea asociado con una respuesta negativa, que nos hace perder la concentración, el apetito, el peso, y nos torna más vulnerables frente a las enfermedades. Pero, ¿es eso cierto? Sólo a medias.

La respuesta a estrés es un mecanismo fisiológico, y como tal es adaptativo, es decir, tiende a favorecer la supervivencia. La respuesta a estrés implica la activación de una serie de mecanismos tanto hormonales como neurales que permiten al individuo hacer frente a una situación peligrosa o potencialmente peligrosa para la supervivencia del individuo (la situación o agente estresante). El ejemplo clásico es el de la cebra perseguida por el león. Cuando la cebra avista al león hay una respuesta rápida de huida promovida por el sistema simpático, que dará lugar a un incremento de las tasas cardíaca y respiratoria, de la concentración de glucosa en la sangre o de la afluencia de sangre al músculo esquelético. A continuación, se liberan diferentes hormonas y, entre ellas, la más relacionada con la respuesta a estrés es el cortisol. Esta hormona va a favorecer, en general, aquellos procesos que permitan aportar energía al organismo, ya sea activando procesos, como la síntesis de glucosa y la metabolización de lípidos, ya sea inhibiendo otros, como por ejemplo la gametogénesis o la inmunogénesis (es fácil entender que si nos persigue un león, lo que menos necesitamos en ese momento es copular o defendernos de infecciones). Mientras tanto, también se han activado una serie de procesos en el cerebro que, en general, tienen que ver con la respuesta adaptativa. Por ejemplo, se suprime la memoria de trabajo (aquella que nos permite mantener una cierta información durante unos segundos o minutos, como recordar un número de teléfono), pero se inicia la consolidación de memorias relacionadas con el miedo, entre otras cosas favorecida por el propio cortisol. La respuesta a estrés es, por tanto, un proceso que permite restaurar la homeostasis (“el equilibrio interno”) que ha sido alterada y debe recuperarse. A los procesos activos, como la liberación de hormonas o citoquinas que permiten restaurar la homeostasis se les denomina procesos o mecanismos alostáticos.


Pero entonces, ¿Es malo el estrés? No, si la respuesta tiene lugar frente a un agente estresante agudo, como por ejemplo ser perseguidos por un león durante un rato. De hecho, esa respuesta nos ayuda a huir más eficazmente del león. Pero, ¿qué ocurre si cada día nos persigue un león? Entonces el panorama cambia. Lo que ocurre entonces es que ese mecanismo que en condiciones ideales sólo se dispararía de vez en cuando para dar respuesta a situaciones puntuales, ahora se activa casi de forma continua, de modo que esos procesos que antes eran favorables, ahora se vuelven dañinos. Por ejemplo, la continua metabolización de grasas y de proteínas conduce a una pérdida de peso y de masa muscular, (ya que la respuesta a estrés activa continuamente la lipogénesis y la proteolisis), puede conducir a infertilidad (por la repetida inhibición de la síntesis de gametos) así como a una mayor vulnerabilidad a enfermedades (por la repetida inhibición de la síntesis de células inmunes). Estos efectos, en conjunto, se han venido a llamar carga alostática. Así, mientras que la alostasis permite recuperar una situación inicial, la repetida activación de esos procesos da lugar a una “sobrecarga del sistema” que conduce a efectos negativos sobre la salud. Pensemos, por ejemplo, en lo útil que nos resulta a veces rascarnos un ojo para sacarnos una mota de polvo del mismo. Si se hace un vez puede ser útil. Si se hace de forma repetida durante el día, podemos acabar sin ojo.

Por último, la diferencia entre la cebra y nosotros es que cebra, habitualmente no anticipa el futuro y, sin embargo, nosotros sí. Sabemos que tenemos que pagar la hipoteca a fin de mes, o que mañana le tendremos que ver la cara al jefe de nuevo, o que el domingo vendrá a comer la suegra a casa. Estas situaciones no las sufre la cebra. Ella sufre el estrés "actual", mientras que nosotros podemos sufrir tanto el estrés "actual" como el "potencial". De ahí, que el estrés crónico sea mucho más importante en el caso de los humanos que en el del resto de especies.
Pero de esos hablaremos el próximo día.


Para saber más:

-McEwen, BS. (1998), Stress, adaptation and disease: Allostasis and allostatic load, Ann N Y Acad Sci. 840:33-44.

-Sapolsky RS, (2000), How do glucocorticoids influence stress responses? Integrating permissive, supressive, stimulatory and preprarative actions, Endocr Rev. 21(1):55-89.

7 comentarios:

Héctor dijo...

Ya se os echaba de menos ;)

Pedro Garrido dijo...

Gracias. Intentaremos hacer lo posible para mantener esto a flote. Ya veremos lo que nos dura el impulso, pero de momento ganas hay.

Un saludo, Héctor.

Brain May dijo...

Arrimaremos el hombro para intentar que esto siga adelante. Gracias Brainy por inyectar energía de nuevo a la página!!!!!

Un saludo

Parasite dijo...

claro que sí!

Martuki dijo...

Joder, con la maldita carga alostática. Pero no te cortes y date un poco d autobombo, q no a todo el mundo le publican una review...

Alfredo Oliva dijo...

Pues ha sido un largo parón.
Bien regresado. Aunque, sin ánimo de ofender, no se puede decir que la entrada aporte información muy novedosa.

De Sapolsky merece la pena citar ¿POR QUE LAS CEBRAS NO TIENEN ULCERA?: LA GUIA DEL ESTRES
que está escrito con mucho humor y publicado por Alianza.

Un saludo

Pedro Garrido dijo...

Alfredo, Gracias por pasarte por aquí. Hombre, evidentemente lo que intentamos hacer con el blog es buscar la parte didáctica. Podría hablar de muchas moléculas implicadas en la respuesta a estrés y en la capacidad de recuperación de los individuos al mismo, lo que puede ser la base para explicar la vulnerabilidad individual. Pero intentamos que el lector de a pie comprenda conceptos básicos como es la alostasis. No creo, de hecho, que ni siquiera muchos estudiantes de biología (de la carrere) conozcan el concepto de alostasis.

Espero aportar algunos datos que te puedan resultar nodevosos en próximos apuntes (como habrás visto se trataba del primero del que espero sea una serie), especialmente en lo referente a los efectos del estrés sobre el cerebro de los cuales, como habrás visto, todavía no he hablado.

Con respecto al libro de Sapolsky, lo iba a recomendar en el siguiente apunte, pues hablaré de su principal aporte al campo, que es el de los efectos de los glucocorticoides sobre la estructura y función del hipocampo, experimentos que de hecho realizó en laboratorio de Bruce McEwen, donde me encuentro actualmente.

Muchas gracias otra vez por la visita. Ya se echaba de menos este mundo.