¿Es verdad que nos suele convencer más el lenguaje científico que el lenguaje común, aunque nos estén contando exactamente lo mismo? Esa es la pregunta que se hicieron Weisberg y cols. en un trabajo de marzo de este año en Journal of Cognitive Neuroscience titulado “The seductive allure of neuroscience explanations”. Lo que hicieron fue estudiar si la explicación sobre un determinado fenómeno dado por la psicología podía resultar menos convincente que esa misma explicación pero añadiéndole datos procedentes de la neurociencia que no aportasen nada a esa explicación. Al mismo tiempo daban dos explicaciones: una que era buena y otra que no lo era. Así, podían ver dos cosas diferentes: una, si en general los datos neurocientíficos podían ayudar a convencernos de cualquier tipo de explicación (sea esta buena o mala) y, por otro, si los datos neurocientíficos pueden influir en que creamos cosas que no son correctas o que, como poco, son malas explicaciones.
Un ejemplo que ponen los autores sobre la tarea que tenían que realizar los participantes consistía en explicaciones sobre la “maldición del conocimiento”. Si alguien conoce la respuesta a una determinada pregunta creerá que la mayoría de las personas a su alrededor también la conocerán, mientras que si no tiene conocimiento de ella creerá que los que están a su alrededor tampoco lo sabrán. La explicación psicológica correcta es que los sujetos tienen problemas para cambiar su punto de vista por el de otro para considerar lo que éste sabe, de modo que proyectamos erróneamente nuestros conocimientos sobre otros. La explicación buena pero con datos de neurociencia incluía la frase “escáneres del cerebro han mostrado que la circuitería del lóbulo frontal está involucrada en el conocimiento de uno mismo” (lo que no aporta nada a la explicación inicial). La explicación mala de la “maldición del conocimiento” fue que “los sujetos cometen más errores cuando tienen que juzgar el conocimiento de otros. La gente es mucho mejor juzgando lo que ellos mismos piensan” (como puede verse la mala explicación no explica demasiado a qué se debe la maldición). La mala explicación con la frase neurocientífica contenía exactamente la misma frase que la explicación buena.
Lo que encontraron los autores fue que gente que no tenía experiencia en ciencia encontraban más satisfactoria la explicación buena (con y sin la frase de la neurociencia), pero en el caso de las explicaciones malas se vio que mientras que cuando no contenían la frase de la neurociencia no era convincente para los sujetos, sí que lo era cuando contenía la frase de la neurociencia (ver gráfica).
Un ejemplo que ponen los autores sobre la tarea que tenían que realizar los participantes consistía en explicaciones sobre la “maldición del conocimiento”. Si alguien conoce la respuesta a una determinada pregunta creerá que la mayoría de las personas a su alrededor también la conocerán, mientras que si no tiene conocimiento de ella creerá que los que están a su alrededor tampoco lo sabrán. La explicación psicológica correcta es que los sujetos tienen problemas para cambiar su punto de vista por el de otro para considerar lo que éste sabe, de modo que proyectamos erróneamente nuestros conocimientos sobre otros. La explicación buena pero con datos de neurociencia incluía la frase “escáneres del cerebro han mostrado que la circuitería del lóbulo frontal está involucrada en el conocimiento de uno mismo” (lo que no aporta nada a la explicación inicial). La explicación mala de la “maldición del conocimiento” fue que “los sujetos cometen más errores cuando tienen que juzgar el conocimiento de otros. La gente es mucho mejor juzgando lo que ellos mismos piensan” (como puede verse la mala explicación no explica demasiado a qué se debe la maldición). La mala explicación con la frase neurocientífica contenía exactamente la misma frase que la explicación buena.
Lo que encontraron los autores fue que gente que no tenía experiencia en ciencia encontraban más satisfactoria la explicación buena (con y sin la frase de la neurociencia), pero en el caso de las explicaciones malas se vio que mientras que cuando no contenían la frase de la neurociencia no era convincente para los sujetos, sí que lo era cuando contenía la frase de la neurociencia (ver gráfica).
Pero lo interesante del trabajo es que después hicieron esta misma prueba a estudiantes de neurociencia y se vio más o menos el mismo patrón pero con una diferencia. La explicación buena les parecía mejor cuando incluía la frase neurocientífica.
Y por último les pasaron la prueba a gente que se dedicaba profesionalmente a las neurociencias y en este caso las frases de la neurociencia no tuvieron efecto sobre sus valoraciones acerca de lo buena o mala que era la explicación (si acaso tendía a hacer menos convincente la explicación buena).
Desde luego el conocimiento es importante a la hora de saber valorar las explicaciones que contienen lenguaje científico. Esta “fe” en el lenguaje científico podría deberse tanto a la ignorancia del mismo como al argumento de autoridad, es decir, a considerar como mejores o más precisas determinadas explicaciones cuando contienen lenguaje científico (digamos mejor tecnicismos). Seguramente este resultado se puede encontrar en muchos otros campos (la física es un buen campo para probar este mismo efecto).
Es este poder seductor del lenguaje científico el que emplean algunos charlatanes como la gente de Ramtha, revistas que afirman ser de salud (este es un buen ejemplo) o incluso los anuncios de yogures (aunque este video de Rober Bodegas no es ciencia lleva toda la razón, hace hincapié en la autoridad del médico y además de paso os podéis echar unas risas si os ha aburrido el apunte).
Weisberg et al. (2008), The seductive allurew of neuroscience explanations, Journal of Cognitive Neuroscience 20 (3): 470-7.
20 comentarios:
Muy bueno :)
Me he visto el monólogo de Rober Bodegas 3 veces. ¡Que risas!
Me alegro de que te haya gustado. Puedes ver algunos otros en youtube. El tío es bueno. el de los autobuses para ir a la facultad tampoco tiene desperdicio.
La pirotecnia verbal siempre ha sido un recurso para embaucadores. Lo vemos actualmente con el alargamiento de las palabras:
-Lo que siempre ha sido "oír" ahora es "audicionar".
-Lo que siempre ha sido "recibir" ahora es "recepcionar".
-Lo que siempre ha sido "poner" ahora es "posicionar".
-Los ordenadores no se "inician", sino "inicializan"
-Lo que siempre ha sido "ver" ahora es "visionar" (Se dice que los niños ya no juegan al "veo-veo" sino al "visiono-visiono").
Etc, etc: ¿para qué seguir?.
Sobre el empleo de palabras rebuscadas para llamar a cosas viejas, hay un memorable chiste de Forges en que se ve a dos pueblerinas andando y una le dice a otra:
-Ahora que ya sabíamos decir "pilícula", resulta que se dice "flim.
Después del anterior comentario, me he acordado de otro chiste de Forges sobre el uso del lenguaje con fines deformantes.
Se ve a un señor que va a preguntarle algo a un pastor que está cuidando sus ovejas:
-Oiga, señor pastor...
Y el pastor le interrumpe:
-Licenciado en Bucólicas. Y me convalidan Primero de Pastoriles.
Esos chistes son absolutamente gloriosos.
Los científicos han tomado el lugar de los clérigos medievales que eran los que sabían leer y latín y conocían "la verdad" que estaba oculta al común de los mortales, lo que decían no era discutible.
El enorme prestigio de "la ciencia" es capaz de hacer tragar a personas normales, fantasías inverosímiles, como que la vida apareció por azar o que una bacteria puede llegar a ser un elefante aprovechando algunos errores y cambios aleatorios en la copia del genoma y siendo apta y adaptada, naturalmente. Los yogures mágicos son inocentes creencias al lado de otras.
Una cosa es la autoridad de la ciencia y otra las pruebas. Creer que algo es verdad porque confías en la fuente no es buen negocio. La cuestión está en pedir pruebas.
Claro que siempre hay quien, a pesar de disponer de las pruebas, se empeña en taparse los ojos.
Pepe ha debido beber o fumar. De otra manera no se explica su cometario.
A Pepe le diría lo que dijo Voltaire:
"Sólo tenemos una pequeña luz, que es la Razón. Viene un teólogo y la apaga".
Por supuesto que no sabemos explicar cuál es la causa última: la causa de la causa de la causa de la causa... Pero al menos estamos intentando, con el único instrumento de que al efecto dispone el ser humano (la ciencia), saber más de lo que sabemos.
El comentario de Voltaire era bueno para su tiempo, ahora el que viene apagando la luz es un darwinista, un cientifista materialista tipo Dawkins. Todo evoluciona.
De todas formas, Pepe, a mí me gustaría conocer tus opiniones.
Si no es la selección natural (ese proceso en que el hábitat natural -el ambiente- actúa como un "Jurado" que concede el premio de prevalecer y sobrevivir a las mutaciones más favorables y adaptadas al medio), entonces ¿qué o quién ha producido la diversidad natural?
Si no es el Desierto quien ha "diseñado" al dromedario, ¿quién lo ha ha hecho?
Si no es el ambiente polar quien diseñó al pingüino, ¿quién lo hizo?
Insisto: esté de acuerdo o no contigo, me gustaría conocer tus opiniones.
(Emilia
crateres.blogspot.com)
emilia, la cuestión no es qué propone pepe, sino qué es lo que está mal en la teoría evolutiva. Uno puede no estar de acuerdo con una determinada pero no por ello presentar una hipótesis alternativa. Yo, por ejemplo, no creo que ninguna de las hipótesis explicativas actuales sobre la conciencia es completamente válida, pero yo no podría presentar ninguna alternativa (limitaciones que tiene uno).
La cuestión es que pepe critica siempre a nivel general pero nunca aporta argumentos para el debate. Y además no parece entender ls apuntes que lee porque en este último precisamente aquellos que n eran engañados por el lenguaje científico eran precisamente los expertos y creo que no se puede dudar de que en el mundo de los biólogos son una aplastante mayoría los que consideramos la teoría evolutiva una teoría válida y ampliamente contrastada.
Sí, creo que comprendo lo que quieres decir.
Por ejemplo: Si de pronto yo afirmo que la vida fue traída a la Tierra por unos alienígenas procedentes de otra galaxia que aterrizaron en nuestro planeta y disperason colonias de bacterias transportadas al efecto... Si yo afirmo eso, entonces soy yo quien tengo que demostrarlo.
No son los demás quienes tienen que demostrarme a mí que lo que digo no es cierto, o que no es posible... No son ellos quienes tienen que demostrar que estoy equivocado.
Claro que no: soy yo quien tiene que demostrar la veracidad de mi afirmación.
Lo contrario (pedir a los demás que demuestren la inexactitud o la imposibilidad de cualquier ocurrencia) sería absurdo y acientífico.
Si de pronto yo afirmo que la vida fue traída a la Tierra por unos alienígenas procedentes de otra galaxia que aterrizaron en nuestro planeta y disperason colonias de bacterias transportadas al efecto... Si yo afirmo eso, entonces soy yo quien tengo que demostrarlo.
Pero si afirmo que la vida apareció en un caldo templado ( generación espontánea se llamaba antes) así sin más explicaciones, no tengo que demostrar nada.
Así están las cosas. Una verdadera locura.
Pero Pepe, ¿tú niegas la selección natural, la evolución?
¿No te das cuenta del enorme poder de la selección natural (en la que el medio ambiente "decide" qué cambios deja pasar y cuáles no), que hace que -por ejemplo- un animal terrestre se convierta en marino y le desaparezcan brazos, piernas, y le salgan aletas y cola? (Supongo que no dudarás que los cetáceos fueron antes animales terrestres, porque su esqueleto lo delata).
Si no es la evolución, o sea, la selección de los individuos arbitrada por el hábitat, ¿cómo explicar que los osos que viven en el ártico sean blancos, mientras que los que viven en bosques sean marrones? ¿No es obvio que el medio natural "premia" a quienes se adaptan a él, por ejemplo en el color (que permite -en el ejemplo anterior- a los depredadores camuflarse para cazar, y a las presas para no ser cazadas...)?
En fin, no entiendo que a estas alturas la evolución pueda cuestionarse con un mínimo de rigor.
Yo no soy ninguna experta. Mi afición es más bien la literatura, aunque también me interesan los temas científicos. Por eso te pregunto: ¿Tienes tú una explicación alternativa?
No niego la evolución, Emilia, cómo iba a negarla viendo como sobreviven los peces en el agua y los osos polares en el Ártico y las pulgas en el perro.
La evolución es un hecho, la "selección natural" como explicación del hecho evolutivo es algo distinto, el primitivo procariota del que descienden los elefantes y las almejas era apto y estaba adaptado a todos los ambientes, la "explicación científica" para la aparición de los paquidermos y los bivalvos es que aprovecharon algunos cambios aleatorios y errores en la copia del genoma y así se hicieron más grandes y aptos y adaptados y se reprodujeron más que otros y sobrevivieron, también pudo sobrevivir una bacteria que no aprovechara los cambios aleatorios y no tuviera errores en la copia del genoma, pero siempre seguirá siendo una bacteria, eso sí.
un error que constantemente nos encontramos es la incomprensión de que las especies son un continuo, la bacteria no deja de ser bacteria por arte de magia para convertirse en un caballo. Yo no veo bacterias en el campo que de repente se disfracen de otra cosa, cual mortadelo. Los cambios encontrados a nivel de organismo son heredables, de modo que las nuevas modificaciones actuan sobre organismos portadores de las anteriores. La selección natural selecciona aquellos fenotipos que son aptos en un momento dado en un ambiente. El proceso es azaroso en tanto en cuanto depende de variaciones en el genóma que se producen por diferentes vías, no solo "mutaciones" como las pudiera entender la mayoría. Los mecanismos primeros para crear variabilidad en el genoma o su lectura que terminen en cambios fenotípicos pueden deberse a cambios en los patrones de lectura del genoma y no únicamente en que una determinada adenina pase a ser una timina. Todas estas falacias a las que se hacen constantes referencias en comentarios como el inmediatamente anterior a este, son brillantemente comentadas en el libro de Juan Moreno distribuído recientemente por la SESBE.
Firmemente creo que un primer punto para entender estas cosas es derruir las concepciones de que las especies son elementos estancos, algo posiblemente heredado de la paleontología. Cambios fisiolóficos, comportamentales,... crean aislamiento reproductivo y contribuyen a la especiación. Y segundo, debe entenderse que el relojero ciego no siempre alcanza las cimas de los montes improbables partiendo del punto más bajo de la colina. Generalmente se parte de un punto intermedio. Para un ejemplo, ver un artículo de este blog sobre la evolución de la visión.
Saludos
bueno, parasite ha puesto el punto. Hay que saber que nuestra comprensión de la evolución es algo así como esos films que muestran las floraciones de las plantas en cosa de unos minutos. Los procesos evolutivos se pudieron basar sólo a partir de productos finales, por ende no es posible entrever los detalles.
Pero eso se va del tema principal del post, que creo muy original, y que es verdad que nos pasa a los estudiantes esto de creer a rajatabla lo que dice el profesor, sólo porque lo dice elegantemente. Es en verdad el lenguaje científico lo que más nos cuesta aprender, más que cualquier estructura que está bajo el microscopio. Y ni que hablar de cuando a esa teoría hay que demostrarla matemáticamente... de verdad, se pueden hacer vacas cuadradas!!
Good page!
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