Todo el mundo ha visto alguna vez una discusión del magnífico John McEnroe con algún juez de línea protestando alguna decisión acerca del bote de la pelota. En el último número del Proceedings of the Royal Society B, el psicólogo George Mather firma un artículo en el que analiza la eficacia de los jueces de línea de tenis al cantar una bola como buena o mala en un partido de tenis. Para ello ha recogido datos de partidos de 15 torneos de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) en los que se recurrió al Ojo de Halcón, un sistema que permite determinar el bote de una pelota de tenis con una imprecisión de 3mm y cuyo empleo puede solicitar el jugador si no está de acuerdo con la decisión del juez de línea. Obviamente el jugador sólo puede recurrir al Ojo de Halcón un número limitado de veces (dos por set, o más si gana sus “retos”).
Mather muestra que en un 60% de las veces que se recurrió al reto los jueces de línea habían acertado, mientras que en el 40% restante el Ojo de Halcón corrigió su error. Lo que Mather se preguntó fue si estos errores cometidos por los jueces de línea se debían a pérdida de atención o a una incertidumbre perceptiva genuina, es decir, inevitable. Por ello trató estos retos como datos psicofisiológicos debido a que especifican una relación entre un evento físico (el bote de la pelota) y un juicio perceptivo (cantar el bote de la bola).
Analizando todos los datos recopilados Mather observó que la mayoría de los retos (el 94%) tenían lugar cuando la pelota botaba a menos de 10mm de la línea y que cuanto más se estrechaba esta distancia con la línea más se incrementaban los errores, lo que mostraba que los errores se debían más bien a una incapacidad del sistema visual que a una pérdida de atención. Mather creó un modelo en base a estos datos para analizar la eficacia de los jueces de línea al cantar el bote de la pelota y vio que sólo se equivocan en un 8% de los casos, lo que no es una buena noticia para los jugadores. Mather sostiene que esto supone una excelente capacidad para localizar el bote de la pelota, teniendo en cuenta que la velocidad de la misma puede superar los 200km/h en algunos casos. También atribuye una alta capacidad a los jugadores para detectar estos botes (pero su rango de eficacia, en distancia, es algo mayor que en caso de los jueces, ya que estos se encuentran parados en todo momento, mientras que el jugador ha de desplazarse hacia la pelota).
Mather también analiza las posiciones en las que los jueces de línea cometen más errores. Son aquellos botes que tienen lugar cerca de las líneas de saque y de fondo (ver esquema de la pista de tenis), en comparación con aquellos botes que tienen lugar en las líneas laterales o en la central. Atribuye estas diferencias a dos motivos: el ángulo de visión, que es más favorable en los jueces que se sitúan al fondo de la pista, ya que la bola pasa más lentamente por su campo de visión que en el caso de los jueces que se encuentran en los laterales de la pista (esta diferencia puede ser de hasta dos veces); y , por otro lado, también influye la trayectoria de la pelota (suele verse la pelota algo desplazada en el sentido de la trayectoria), lo que va a tener más importancia en las líneas de saque y de fondo, donde la bola tiende a viajar directamente hacia la línea, mientras que en las líneas laterales y central la pelota tiende a viajar más paralela a la línea.
Pero a pesar de estos datos McEnroe seguirá quejándose, y nosotros divirtiéndonos al verle hacerlo. Y es que es fácil pensar que alguien está en contra de nosotros, pero ese es otro tema.
Mather, G., (2008), Perceptual uncertainty and line-call challenges in profesional tennis, Proc.R.Soc.B, doi:10.1098/rspb.2008.0211
Comentario en Science aquí.
Mather muestra que en un 60% de las veces que se recurrió al reto los jueces de línea habían acertado, mientras que en el 40% restante el Ojo de Halcón corrigió su error. Lo que Mather se preguntó fue si estos errores cometidos por los jueces de línea se debían a pérdida de atención o a una incertidumbre perceptiva genuina, es decir, inevitable. Por ello trató estos retos como datos psicofisiológicos debido a que especifican una relación entre un evento físico (el bote de la pelota) y un juicio perceptivo (cantar el bote de la bola).
Analizando todos los datos recopilados Mather observó que la mayoría de los retos (el 94%) tenían lugar cuando la pelota botaba a menos de 10mm de la línea y que cuanto más se estrechaba esta distancia con la línea más se incrementaban los errores, lo que mostraba que los errores se debían más bien a una incapacidad del sistema visual que a una pérdida de atención. Mather creó un modelo en base a estos datos para analizar la eficacia de los jueces de línea al cantar el bote de la pelota y vio que sólo se equivocan en un 8% de los casos, lo que no es una buena noticia para los jugadores. Mather sostiene que esto supone una excelente capacidad para localizar el bote de la pelota, teniendo en cuenta que la velocidad de la misma puede superar los 200km/h en algunos casos. También atribuye una alta capacidad a los jugadores para detectar estos botes (pero su rango de eficacia, en distancia, es algo mayor que en caso de los jueces, ya que estos se encuentran parados en todo momento, mientras que el jugador ha de desplazarse hacia la pelota).
Mather también analiza las posiciones en las que los jueces de línea cometen más errores. Son aquellos botes que tienen lugar cerca de las líneas de saque y de fondo (ver esquema de la pista de tenis), en comparación con aquellos botes que tienen lugar en las líneas laterales o en la central. Atribuye estas diferencias a dos motivos: el ángulo de visión, que es más favorable en los jueces que se sitúan al fondo de la pista, ya que la bola pasa más lentamente por su campo de visión que en el caso de los jueces que se encuentran en los laterales de la pista (esta diferencia puede ser de hasta dos veces); y , por otro lado, también influye la trayectoria de la pelota (suele verse la pelota algo desplazada en el sentido de la trayectoria), lo que va a tener más importancia en las líneas de saque y de fondo, donde la bola tiende a viajar directamente hacia la línea, mientras que en las líneas laterales y central la pelota tiende a viajar más paralela a la línea.
Pero a pesar de estos datos McEnroe seguirá quejándose, y nosotros divirtiéndonos al verle hacerlo. Y es que es fácil pensar que alguien está en contra de nosotros, pero ese es otro tema.
Mather, G., (2008), Perceptual uncertainty and line-call challenges in profesional tennis, Proc.R.Soc.B, doi:10.1098/rspb.2008.0211
Comentario en Science aquí.
2 comentarios:
YOU CANNOT BE SERIOUS!!! ;)
Me ha gustado el artículo a modo de curiosidad. Está muy bien.
Un tema...
"Por ello trató estos retos como datos psicofisiológicos debido a que especifican una relación entre un evento físico (el bote de la pelota) y un juicio perceptivo (cantar el bote de la bola)."
Esto normalmente entra dentro de lo que se entiende por "psicofísica". ¿Lo llamaban en el estudio como dentro de la psicofisiología? La verdad es que me resulta raro.
Saludos ;)
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