La propuesta del Proyecto Gran Simio consiste en ampliar la esfera de los derechos de que disfrutamos los seres humanos incluyendo a las especies más emparentadas con nosotros (en términos evolutivos) y que conforman el grupo de los denominados simios antropoides (chimpancés, gorilas y orangutanes), de modo que estarían protegidos frente a la caza, frente a su exhibición en zoológicos y circos y frente a la experimentación en el laboratorio. Pero, ¿cuáles son los argumentos a favor de esta propuesta?¿Y cuáles hay en contra?¿Sería viable este proyecto?
El principal argumento que esgrimen los defensores de esta propuesta es la proximidad evolutiva entre los seres humanos y los simios antropoides. No hay duda de que tanto los parámetros anatómicos, como los datos genéticos (tan sólo un 1% de diferencia con los chimpancés) confirman el gran parecido entre unos y otros. Y, por supuesto, si las similitudes se dan a nivel anatómico y genético, ¿por qué no habrían de serlo a nivel cognitivo, si la mente, como expresión de la actividad cerebral está sometida también al proceso evolutivo y sabemos que los simios antropoides y los seres humanos procedemos de un antepasado común? Algunos investigadores como Jarred Diamond apelan a estos datos para incluir a los seres humanos como una tercera especie de chimpancé, estrechando así aún más nuestra relación con nuestros primos hermanos evolutivos.
Otro argumento a favor de esta propuesta (que tiene mucho que ver con el anterior) es la capacidad para sentir dolor y sufrir, la empatía, o algunas supuestas habilidades como la adquisición del lenguaje por signos o la autoconciencia (de este último puntos ya hemos hablado aquí y pronto dedicaremos algún apunte al lenguaje).
Sin embargo hay quien se opone a este proyecto por varios motivos. Algunos simplemente establecen ese cordón de oro que separa a seres humanos del resto de especies y los consideran por completo separados, por lo que no podrían disfrutar de nuestros derechos pues no forman parte de nuestro grupo, posición que parece que en cierto modo ha impreso la evolución en nuestros cerebros. Otros apelan a que mientras no se haga efectiva la igualdad de derechos entre los hombres no deberíamos preocuparnos por el resto de las especies, aunque esta no parece una objeción razonable pues de ese modo la situación de la mujer (al menos en los países occidentales) sería la misma que hace 100 años (y lo que les quedaría).
Pero hay otro argumento en contra del Proyecto Gran Simio que me parece más espinoso y que precisamente se basa en uno de los argumentos a favor de este mismo proyecto y es la similitud entre hombres y simios antropoides. Estudiar en el laboratorio a especies muy cercanas a la nuestra es muy provechoso, porque de ese modo nos conocemos mejor a nosotros mismos y las aplicaciones de los resultados obtenidos en esos experimentos resultan más sencillas. Eliminar la posibilidad de estudiar a estas especies limitaría nuestra capacidad para mejorar los conocimientos biológicos y médicos actuales. Además, muchos de los defensores de este proyecto plantean que tras su aprobación debería lucharse por ampliar estos derechos a muchas otras especies. Lógicamente, si se concede el status de humano a chimpancés, gorilas y orangutanes pronto habría quien argumentaría que los lemures o los gibones no son tan diferentes de los primeros y de ese modo se seguiría ampliando la lista hasta incorporar a la rata, el ratón, el pez cebra, C.elegans o Drosophila. Y llegados a este punto, ¿qué ocurriría con la investigación?
La cuestión no es sencilla. O bien nos aferramos al argumento utilitarista que antepondría nuestra salud a la del resto de especies, o bien establecemos límites en las especies a emplear en investigación (con lo que estaríamos de nuevo empleando el cordón de oro de forma arbitraria), o bien, en un alarde de altruismo dejamos de investigar aun a costa de no avanzar en el conocimiento de las enfermedades y su posible curación, pero vivimos con la conciencia tranquila.
¿Qué hacer?¿Proyecto Gran Simio sí o no?
Para saber más:
-El Proyecto Gran Simio. La igualdad más allá de la humanidad. Paola Cavaleri y Peter Singer (eds.) Ed.Trotta, 1998.
-Web del Proyecto Gran Simio (también en español, aquí).
El principal argumento que esgrimen los defensores de esta propuesta es la proximidad evolutiva entre los seres humanos y los simios antropoides. No hay duda de que tanto los parámetros anatómicos, como los datos genéticos (tan sólo un 1% de diferencia con los chimpancés) confirman el gran parecido entre unos y otros. Y, por supuesto, si las similitudes se dan a nivel anatómico y genético, ¿por qué no habrían de serlo a nivel cognitivo, si la mente, como expresión de la actividad cerebral está sometida también al proceso evolutivo y sabemos que los simios antropoides y los seres humanos procedemos de un antepasado común? Algunos investigadores como Jarred Diamond apelan a estos datos para incluir a los seres humanos como una tercera especie de chimpancé, estrechando así aún más nuestra relación con nuestros primos hermanos evolutivos.
Otro argumento a favor de esta propuesta (que tiene mucho que ver con el anterior) es la capacidad para sentir dolor y sufrir, la empatía, o algunas supuestas habilidades como la adquisición del lenguaje por signos o la autoconciencia (de este último puntos ya hemos hablado aquí y pronto dedicaremos algún apunte al lenguaje).
Sin embargo hay quien se opone a este proyecto por varios motivos. Algunos simplemente establecen ese cordón de oro que separa a seres humanos del resto de especies y los consideran por completo separados, por lo que no podrían disfrutar de nuestros derechos pues no forman parte de nuestro grupo, posición que parece que en cierto modo ha impreso la evolución en nuestros cerebros. Otros apelan a que mientras no se haga efectiva la igualdad de derechos entre los hombres no deberíamos preocuparnos por el resto de las especies, aunque esta no parece una objeción razonable pues de ese modo la situación de la mujer (al menos en los países occidentales) sería la misma que hace 100 años (y lo que les quedaría).
Pero hay otro argumento en contra del Proyecto Gran Simio que me parece más espinoso y que precisamente se basa en uno de los argumentos a favor de este mismo proyecto y es la similitud entre hombres y simios antropoides. Estudiar en el laboratorio a especies muy cercanas a la nuestra es muy provechoso, porque de ese modo nos conocemos mejor a nosotros mismos y las aplicaciones de los resultados obtenidos en esos experimentos resultan más sencillas. Eliminar la posibilidad de estudiar a estas especies limitaría nuestra capacidad para mejorar los conocimientos biológicos y médicos actuales. Además, muchos de los defensores de este proyecto plantean que tras su aprobación debería lucharse por ampliar estos derechos a muchas otras especies. Lógicamente, si se concede el status de humano a chimpancés, gorilas y orangutanes pronto habría quien argumentaría que los lemures o los gibones no son tan diferentes de los primeros y de ese modo se seguiría ampliando la lista hasta incorporar a la rata, el ratón, el pez cebra, C.elegans o Drosophila. Y llegados a este punto, ¿qué ocurriría con la investigación?
La cuestión no es sencilla. O bien nos aferramos al argumento utilitarista que antepondría nuestra salud a la del resto de especies, o bien establecemos límites en las especies a emplear en investigación (con lo que estaríamos de nuevo empleando el cordón de oro de forma arbitraria), o bien, en un alarde de altruismo dejamos de investigar aun a costa de no avanzar en el conocimiento de las enfermedades y su posible curación, pero vivimos con la conciencia tranquila.
¿Qué hacer?¿Proyecto Gran Simio sí o no?
Para saber más:
-El Proyecto Gran Simio. La igualdad más allá de la humanidad. Paola Cavaleri y Peter Singer (eds.) Ed.Trotta, 1998.
-Web del Proyecto Gran Simio (también en español, aquí).
9 comentarios:
Debería haber un respeto a los seres vivos, pero no porque se parezcan más o menos a nosotros, sino por su condición de seres vivos. En mi opinión, el proyecto gran simio debería ser un motor de concienciación ciudadana por la defensa de los animales, algo así como especies bandera (como ya se utilizan otros grandes animales) para , favoreciendonos de la afinidad social por ellos, utilizarlos para amparar la defensa del medio natural.
En cuanto a la experimentación, lógicamente es necesaria y los modelos animales deben seguir empleandose, pero siempre con cautela, sin matar por matar. Los propios seres humanos también se utilizan en experimentación (pruebas definitivas de fármacos,...) por lo que las diferencias no deberían ser tan notables. No es excusa que la humanidad no tenga acceso a sus derechos para negárselos a los animales. Bajo esa premisa podríamos destruir la naturaleza al completo.
Además, al empezar a leer y ver la foto de Brenner me surgió un nexo mental. Precisamente hace poco leía sobre el papel de Brenner en la aportación de nuevos modelos animales a la ciencia. Desde luego, si recordamos a Brenner por ese papel importantísimo, no deberíamos de dejar de considerar el papel que juegan los animales como modelos de estudio en enfermedades,... tengan aplicación o no en los humanos. Pero siempre, con una conciencia de respeto al medio natural.
De acuerdo con Parasite.
Pero también quisiera añadir dos parámetros. Uno es el grado de amenaza. Es evidente, el esfuerzo de respeto debe de ser mayor de cara a especies que pueden extinguirse en cualquier momento. (Aquí se justifica bien incluir al gorila, chimpancé y orangután).
El segundo es menos evidente y es el del bienestar animal. El esfuerzo para respetar a un animal y a otro no es igual. Algunos, como los mencionados, necesitan contacto social, grandes territorios, etc. En este sentido también está justificado esforzarse especialmente con los grandes simios (pero no solo con ellos).
Por último, hay una parte muy positiva del Proyecto y es que, con independencia de las especies que pretenda proteger, equipara de algún modo al hombre con otros animales. Rompe ese "cordón de oro". Ese paso mental es el más difícil de dar para muchas personas - quizá sea menos difícil empezar por los grandes simios - pero es imprescindible que nos bajemos del pedestal para respetar verdaderamente al otro.
A mi me parece bien respetar a los animales, pero no equipararlos en derechos a los humanos, y mucho menos negar el progreso a la investigación por respetarlos.
Si se equiparan los derechos de los simios a los de los humanos, no se les puede tener en zoológicos. ¿No se les puede encerrar, no?
Otra pregunta que se me ocurre es si son capaces de tener un comportamiento cívico como para poder darles "los mismos derechos".
¿Tb van a tener derecho a la vivienda? ¿Se la van a dar a un simio antes que a mí? ¿Quién garantiza que se van a quedar ahí a vivir o no van a provocar una explosión de gas en el piso de arriba?
Que tengan derechos y no se les pueda hacer cualquier cosa, perfecto. Que tengan los mismos derechos que los humanos, me parece absurdo.
¿Hay un cordon dorado? Sí, aunque sean cercanos a nosotros y sean muy parecidos, nosotros somos humanos y ellos animales.
Y aunque de la casa sea un poco tontería porque ellos no viven en casas, es un ejemplo que ilustra que muchos derechos pueden ser imposibles de llevar a la práctica.
Creo que la dificultad existe pero no es tan infranqueable como parece. Deberíamos considerar que el estudio de la biología humana no se ha vuelto imposible por el respeto que nos debemos. Simplemente se trata de hacer estudios no agresivos ni física ni psicológicamente. Lo mismo se podría hacer con las otras especies, especialmente con las de conciencia más evolucionada.
¿Y les vamos a pedir consentimiento informado?
Veo que hay opiniones encontradas en los comentarios. Creo que la cuestión no es fácil y por eso no me decanto por una solución en el apunte. desde un punto de vista sensiblero podemos decir que todos somos seres vivos y que todos merecemos respeto y esas cosas tan bonitas, que a mí también me gustan pero que a la hora de llevarlas a la práctica no son así (que se lo digan a los millones de cerdos, vacas, pollos o peces que nos comemos. Pero por otro está nuestro carácter grupal, que se ha ido ampliando con el tiempo. En un principio era la familia, la tribu, la región, el país, el mundo y tal vez ahora se dé el salto a la especie. Los límites no los va a marcar la ciencia sino la ética y el consenso entre todos.
Los argumentos científicos que se puedan dar pueden ser intrpretados como uno desee. Decir que somos similares porque compartimos un 1% me parece bien, pero también hay que pensar qué supone ese 1% (un 1% de millones de bases es bastante).
Como dice hurakan, el hecho de que una especie esté en peligro puede ser un buenh argumento, pero ¿por qué no todas las especies? Se hacen distingos entre el gorila o un gusano del que quedan pocos ejemplares, pero lo que vende es que se ha salvado al gorila cuando para un ecosistema seguramente la pérdida del gusano sea mucho más catastrófica que la del gorila. Y no olvidemos que compartimos el 90 y tantos por ciertos del ADN con el gusano.
En cuanto a lo que dice Héctor. Creo que por una vez no voy a estar muy de acurdo contigo. Eso de que los humanos somos humanos y los monos son animales no creo que sea muy acertado. Hay especies que consideramos dentro del mismo género y que sin embargo se diferencian mucho más en el ADN que nosotros de los grnades simios. Por otro lado, el que tuviesen el hipotético derecho a algo no quiere decir que lo fuesen a solicitar, como la vivienda. En el libro que pongo en la referencia hay un capítulo que compara, por ejemplo, a un chimpancé con una persona con un retraso mental profundo y se pregunta si esa persona tiene que tener más derechos que el simio que es capaz de más cosas que él.
Mi objeción a todo esto está en la experimentación. Para trabajar en biomedicina debes tener modelos. Por desgracia no se pueden construir modelos artificiales de todo y se debe recurrir a los modelos animales. Desde hace unos años se han comenzado a incorporar estatutos que regulan la práctica con animales y creo que es una buena iniciativa, pero los que defienden el Proyecto Gran Simio simplemente proponen que se eviten esos experimentos, lo que me parece bastante complicado, a noi ser que no deseemos ampliar más nuestros conocimientos biológicos. Por eso yo estoy en contra de este proyecto, pero su planteamiento me parece bueno. En mi caso es simple cuestión de utilitarismo, pero reconozco que no es la verdad absoluta (nu mucho menos).
Bueno, por una vez no estamos de acuerdo :) Alguna vez tenía que ser...
Aunque no te creas que tanto...
Si hay que experimentar con simios y no podemos retenerles contra su voluntad, estarán en estado salvaje y no son de nadie. ¿Quien firma el consentimiento informado para investigar con ellos? ¿El estado tal vez?
Puedo solicitar una vivienda para mi mascota doméstica :)
Por eso digo, que exactamente los mismos no me parece algo razonable. Sí, una adaptación de los mismos (con excepciones que permitan por ejemplo la experimentación).
Hi
Publicar un comentario