27 abril 2007

Oiga doctor, el revés me va al revés.

Probablemente habrás visto alguna vez una de esas escenas en las que un ángel, por un lado y un diablillo por el otro, le dicen a un personaje lo que tiene que hacer y, mientras uno le dice una cosa el otro le dice la contraria. Ahora supongamos que cada uno de ellos le habla a un hemisferio del cerebro del personaje y que ambos hemisferios obedecen, de modo que uno de ellos lo hace de forma consciente (aquel, por supuesto, al que le habla el ángel) y otro lo hace de forma inconsciente (aquel que está dominado por el diablillo). El caso parece complicado, ¿verdad? Pues esto es más o menos lo que les ocurre a los pacientes que presentan el síndrome de la mano anárquica.

Los pacientes con este síndrome se abrochan los botones de la camisa con una mano mientras con la otra se los desabrochan, abren un cajón con una mano mientras la otra lo cierra, o incluso hay algún caso de un paciente que con una mano se bajaba los pantalones mientras la otra trataba de subírselos. Lo que cuentan estos individuos es que una de sus manos no responde a sus propósitos (“es como si tuviese vida propia”), lo que a menudo les coloca en situaciones embarazosas.

Sergio Della Sala es un investigador que ha estudiado este síndrome durante mucho tiempo. Ha analizado cerca de sesenta casos de mano anárquica y ha visto que en todos ellos había una lesión en el cuerpo calloso (un haz de fibras que conecta ambos hemisferios, lo que permite que se comuniquen entre sí) y en el área motora suplementaria (SMA, que está involucrada en la iniciación y ejecución de movimientos intencionales, como puede ser mover los dedos de la mano). Pero existe además otra región adyacente al SMA que es la corteza premotora, que se ocupa de la ejecución de los movimientos dependientes del ambiente (serían algo así como programas motores automatizados, como abrir un cajón o peinarse).

La actividad de la corteza premotora está controlada por la SMA, es decir, la intención controla al automatismo. En este síndrome la corteza premotora se activa cuando el individuo se encuentra ante un estímulo ambiental que puede disparar un automatismo motor (ej. un cajón, un vaso, etc.) y este movimiento no se puede inhibir ya que la SMA se encuentra lesionada. Por eso la mano contralateral al hemisferio de la lesión se mueve sin que el paciente pueda evitarlo.

Pero ¿y si rizamos el rizo? ¿Qué les ocurre a los pacientes que tienen lesionadas ambas SMA? Estos pacientes muestran un comportamiento de utilización compulsiva de objetos (grasping). Tienden a manipular cualquier objeto que se encuentre a su alcance (un peine, una manzana, una cartera...). En este caso ambas manos estarían a expensas de los estímulos externos sin posibilidad de inhibición.

¿Dónde quedan entonces el alma indivisible, el yo único y el libre albedrío? Este síndrome pone claramente en entredicho estos mitos, y nos muestra que el cerebro humano es sólo un paso más en la evolución. De hecho, la SMA y la corteza premotora forman parte de los lóbulos frontales, que son las regiones del cerebro con un origen más reciente y las que muestran un mayor desarrollo en comparación con los chimpancés. Se ha sugerido que el desarrollo de los lóbulos frontales ha tenido mucho que ver en la aparición de la autoconciencia y por eso no sorprende que la lesión de regiones de estos lóbulos dé lugar a graves alteraciones del comportamiento como la de la mano anárquica, también llamado síndrome de la mano alien, mano ajena o incluso Dr.Strangelove (no os podéis perder el vídeo, que es un claro caso de este síndrome).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen artículo. Voy a ver el video ;)

Kay dijo...

Jo, me ha encantado, tío, tenías razón el sábado... Muy, muy interesante el artículo...
Gran vídeo de una gran película y de Peter Sellers (¡el puto amo!)

Margot dijo...

Estoy con Kay, qué maravilla!!

El vídeo lo dejo para casa que estoy currando y como no tengo mano anárquica no podría disimular tanto... jeje.

Lo que sí voy a tener es algún lóbulo cabrito porque no me pasa con objetos pero sí con pensamientos... aysssss, tiene cura?

Un beso, gente pensante!