11 marzo 2011

Porque a veces los cortocircuitos son buenos

En este apunte voy a hablar acerca de una estructura anatómica para muchos desconocida pero de vital importancia tanto por su existencia durante la etapa fetal como por su desaparición al nacimiento. Hablamos del Ductus Arteriosus (en adelante DA).

Dicha estructura se forma aproximadamente en la semana 9 de gestación desde la porción dorsal del 6º arco aórtico, y se encarga de conectar el tronco de la arteria pulmonar y la aorta descendente, estableciéndose así un cortocircuito circulación pulmonar-sistémica. Este vaso es esencial para la vida fetal, pero si no desaparece después del nacimiento puede acarrear diversos problemas para la vida del recién nacido. Para cualquier consulta anatómica pinchar aquí.

Durante la etapa fetal, la mayor parte de la sangre que sale del ventrículo derecho pasa a la aorta en la porción distal del origen de las arterias que van a la cabeza y miembros superiores debido esencialmente a la gran resistencia de los vasos pulmonares y la presencia del DA. La alta resistencia vascular pulmonar hace que el flujo de sangre que pasa a través del foramen ovale (otro de los cortocircuitos derecha-izquierda presentes en el feto), que es una sangre relativamente rica en O2, llegue a la aurícula izquierda para alcanzar después al ventrículo izquierdo, ser expulsado a la aorta ascendente, y dirigirse predominantemente a la cabeza y miembros superiores.

Existen una serie de tejidos sensibles a cambios agudos a nivel local de la tensión de O2 (o pO2: cantidad relativa de O2 existente en un medio determinado, en nuestro caso el medio será la sangre), son las células tipo 1 del cuerpo carotídeo, las células neuroepiteliales en los pulmones y las células musculares lisas de las arterias de resistencia pulmonares ("las ramificaciones" que salen de la arteria pulmonar principal de cada pulmón) y el DA.

El DA, cuando recibe sangre relativamente poco oxigenada se mantiene dilatado, permitiendo el paso de sangre derecha-izquierda. Ante sangre bien oxigenada el DA responderá de manera opuesta.
El árbol vascular pulmonar responde con una vasoconstricción ante pO2 bajas y con una vasodilatación cuando son elevadas. Esto, que en principio puede parecer extraño, dado que es lo contrario a lo que ocurre a nivel sistémico, tiene sentido si pensamos que lo que se está haciendo la vasculatura pulmonar es "condenar" los territorios mal ventilados a cambio de que llegue más sangre a los que mejor lo están.

En el momento del nacimiento, y directamente relacionado con la inspiración de aire, que provoca expansión de los alveolos pulmonares y el consiguiente aumento en la tensión de O2 las arterias de resistencia pulmonares se dilatan provocando que el flujo sanguíneo a nivel pulmonar aumente enormemente. El DA va a responder con una fuerte vasoconstricción ante ese incremento de la pO2, disminuyendo el paso de sangre hasta bloquearlo completamente. Tanto el DA como las arterias pulmonares están expuestos a las mismas condiciones "ambientales", lo que nos lleva a pensar que esta respuesta tan diferente es debida a características propias de cada tejido.

El cierre del DA se produce en dos fases, una de cierre funcional del lumen en las horas siguientes al nacimiento mediante una contracción de la musculatura lisa del DA y un cierre anatómico que se produce durante los siguientes días debido a un engrosamiento de la capa íntima. En el cierre funcional interviene, además del aumento de la pO2, una caída drástica de los niveles de prostaglandina E2 que es una molécula producida por la placenta que tiene función vasoldilatadora, así como por otros factores mediadores como el NO. En el cierre funcional intervienen distintos mecanismos moleculares que llevan al engrosamiento de la capa íntima (vía cAMP, o canales de Ca2+ voltaje dependientes) así como otros relacionados con la matriz extracelular.



La persistencia del DA puede provocar consecuencias que pueden llegar a ser fatales, entre ellas podríamos destacar el incremento del flujo desde la aorta a la arteria pulmonar, lo que puede provocar edema pulmonar y enfermedad pulmonar crónica, disminución del flujo sanguíneo renal e incremento de riesgo de hemorragia ventricular por aumento del flujo sanguíneo.

En la actualidad, existe un gran debate acerca de cómo se ha de tratar el DA persistente (o PDA de sus siglas en inglés), tanto a nivel farmacológico como a nivel quirúrgico, y por ello es un tema en el que no me voy a meter, porque desconozco las ventajas y desventajas de cada uno de ellos, ya que son los neonatólogos los que deben valorarlo.

Un saludo a todos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No existe la evolución. Solo existe la transformación, y nada ha cambiado. Las estructuras simplemente se adaptan a la circunstancia, luego vuelven a su forma original. La forma y la relación forma-función tiene una variabilidad elástica que siempre vuelve a un mismo punto de modo que NO EXISTE la EVOLUCIÓN. En fin, un saludo de Alfred Russel Wallace.

Pedro Garrido dijo...

Anónimo, podemos hablar si quieres de semántica. La teoría se denomina teoría evolutiva. Si quieres denominarla teoría de la transformación por mí perfecto. Eso sí, las estructuras cambian y no tiene por qué volver a ser las mismas, y sobre eso no hay ninguna duda, por mucho que escribas cosas en mayúsculas.

Devuélvale mis saludos a Wallace que, por cierto, no era infalible. Tuvo sus fallos, y algunos fueron importantes, como el considerar la mente humana como algo fuera de la evolución o creerse las parafernalias de los espiritualistas.