Cuando hablamos de experimentación animal rápidamente nos acordamos de organismos como ratas o simios en jaulas. Sin embargo, no siempre es así. La experimentación animal se apoya en diferentes modelos que nos permiten conocer la fisiología de los organismos, el medio natural en el que se desarrollan o la interacción entre el hombre y su medio.
Hasta cierto punto, el problema de la experimentación animal se resume en una cuestión de costes-beneficios y, por ello, no es tanto una decisión emocional (si fuese de ese modo, seguramente nunca lo haríamos), como de una decisión más raciona,l basada en los costes que todo ello pueda comportar (la muerte de miles de animales) frente a los beneficios (la posibilidad de mejorar nuestra calidad de vida y posiblemente la esperanza de vida media, incrementar nuestro conocimiento acerca del medio natural). Con ello, la experimentación animal es utilizada en muy diferentes estudios, que abarcan campos tan diversos como la biomedicina, la ecología y que afectan a campos de importancia no sólo para nuestra propia supervivencia sino para la propia economía como son la ganadería o la producción animal. Por tanto, algunas de las razones por las que consideramos aconsejable la investigación animal serían las siguientes:
1.La primera razón es una cuestión de elección y es posiblemente la más arbitraria de las razones. Si deseamos, por ejemplo, probar nuevos fármacos o nuevas técnicas quirúrgicas tenemos la opción de hacerlo en miembros de nuestra propia especie o en miembros de otras especies que, por su semejanza a nosotros nos permita inferir cuáles serían los efectos de dichos fármacos o técnicas quirúrgicas en el ser humano. Hasta el momento, la sociedad como conjunto parece haber aceptado esta práctica y hay que aceptar por tanto, este punto tal y como lo que es: egoísmo de especie.
2.Aunque no tiene por qué ser su objetivo principal, los animales también pueden verse beneficiados de la experimentación animal. Así, los conocimientos basados en ciertos grupos animales pueden ser extrapolados a otros animales de interés para los seres humanos, como mascotas, animales de producción (ganado) o especies silvestres que se encuentren bajo categorías de amenaza o especies en peligro de extinción. Sírvan de ejemplo los estudios que ponen de manifiesto los efectos negativos que ejerce sobre la supervivencia de faunas insulares la introducción de patógenos. Aquellos estudios experimentales que permitan encontrar fármacos que pudieran reducir los costes de estos patógenos podrían implicar beneficios directos en la conservación de estas especies.
3.Trabajar con animales de experimentación permite realizar investigaciones que de otro modo sería imposible, especialmente aquellas que pretenden explicar mecanismos, pues habitualmente van acompañadas de modificaciones de las condiciones fisiológicas Por ejemplo, si quiero estudiar las señales eléctricas de neuronas individuales, o la liberación de neurotransmisores en regiones concretas del cerebro en un animal vivo debo practicar una craneotomía e introducir en el cerebro un electrodo que me permita tomar esas medidas, algo que únicamente se ha realizado en humanos cuando éstos necesitan alguna intervención quirúrgica.
Ahora bien, hay una serie de problemas que plantea la investigación con animales, que deben ser regulados adecuadamente y, que de hecho, lo están:
¿Dónde debemos poner el límite de las especies que podemos utilizar?¿Por qué gusanos, moscas y peces sí, pero no primates o cobayas? ¿Sólo porque unos son mamíferos y los otros no? Claramente la visión social sobre la permisividad a experimentar o no con un grupo animal está basado en la proximidad filogética con nuestra especie.
Y, por otro lado, ¿quién pone el límite a las técnicas que pueden emplearse y que no pueden emplearse? De nuevo, es una cuestión de costes-beneficios. A cambio la de emplear animales de experimentación la sociedad exige que se cumplan unos estándares de bienestar de los animales. Además se intenta seguir la famosa regla de las 3 erres: reemplazo, reducción y refinamiento. El reemplazo implica la búsqueda de nuevas técnicas que permitan evitar el uso de animales de experimentación (por ejemplo, usando modelos informáticos, o cultivos de líneas celulares), la reducción, como su propio nombre indica busca minimizar el número de animales que se destinen a la experimentación, para lo cual habrá que determinar de antemano cuántos animales se emplearán y si existe alguna posibilidad de modificación en el diseño experimental que permita reducir el número de animales empleado; el refinamiento se basa en el perfeccionamiento de las técnicas empleadas con el fin de evitar en la medida de lo posible el sufrimiento, dolor y angustia de los animales, así como mejorar su bienestar desde su nacimiento hasta su muerte. Por ejemplo, para evaluar los costes de una infección sobre la supervivencia de una especie podemos encontrar animales en la naturaleza que se encuentran parasitados o no. Siempre que sea posible, sería recomendable plantear los experimentos reduciendo los costes de la infección (que previsiblemente beneficiaría a los animales) frente a la alternativa de infectar animales sanos. No obstante, aunque pudiera parecer lo más sencillo y lógico leyendo estas líneas, no siempre es así. Por ejemplo, podría ocurrir que la proporción de individuos infectados en la población no sea lo suficientemente alta como para poder medicar a un número suficiente de individuos con lo que evaluar la hipótesis del estudio, por lo que los resultados no serán conclusivos. Por tanto, el diseño de los experimentos será decisivo a la hora de decidir el número de animales a emplear.
Por último, ¿dónde se pone el límite para decidir cuál es una pregunta lícita para ser estudiada con animales de experimentación? De nuevo es una cuestión de costes-beneficios. Por ejemplo, todos estamos más o menos de acuerdo que estudiar la progresión de un determinado tumor en el hígado es algo que es recomendable estudiar en animales, pero hemos decidido que la industria de los cosméticos no debe emplear animales para probar sus productos, ya que sus costes son mucho mayores que los beneficios que reporta (a la humanidad, no a las empresas, claro).
Por tanto, la experimentación animal es, a nuestro juicio, un mal necesario y tremendamente útil, hasta que no se encuentren métodos alternativos. Mientras tanto, la solución para evitar abusos es regular los usos concretos para los que pueden emplearse los animales de experimentación y llevar a cabo un seguimiento estricto del cumplimiento de esas normas. En algunos países, véase Suecia, Inglaterra o Estados Unidos, estos puntos se cumplen bastante bien, seguramente debidos también a la presión social. En otros países, todavía queda algún camino por andar.
9 comentarios:
Me ha encantado la exposición.
Ojalá, que imperasen los criterios descritos y denunciásemos los mas espurios.
"Por tanto, la experimentación animal es, a nuestro juicio, un mal necesario y tremendamente útil, hasta que no se encuentren métodos alternativos."
En este apunte y en el anterior queda claro que en muchos casos no se podrán encontrar métodos alternativos nunca. Salvo que "fabriquemos" replicantes, con lo cual nos preocuparemos del bienestar de los replicantes.
Es realmente difícil que no choquen mi preocupación por el bienestar de los animales y el entendimiento de la importancia de los experimentos con ellos ¡Un dilema! Y cómo se mediría por otra parte, los costos-beneficios en una posible experimentación con humanos ¿Hace alguna diferencia?
pues ami me pareció terrible gas no sabe formular un ensayo ademas yo estoy buscando la importancia de los animales en los experimentos y esto no me sirve gasssssssssss
Experimentar con animales es como experimentar con niños: aunque obtengamos beneficios no es ético.
La experimentación con animales no es un mal necesario. Es simplemente algo inmoral.
¡NO A LA EXPERIMENTACIÓN CON ANIMALES!
No más experimentación con animales:
http://www.especismocero.org/experimentacion
http://4.bp.blogspot.com/-j66hRfzKx1Y/UdYwvn_GtvI/AAAAAAAACb0/7mr8APjzS2U/s652/13_s.png
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