Me parece interesante la polémica creada por la película recién estrenada Teresa, el cuerpo de Cristo, porque me permite comentar algo sobre las experiencias místicas. En la película se muestra a Santa Teresa de una forma muy sensual, lo que ha indignado a la Iglesia y a algunos creyentes. Hago una aclaración previa: respeto las experiencias religiosas y lo que estas suponen en la vida personal de los que las profesan pero creo que por ser accesibles, en cierta medida, al campo de la neurobiología, pueden ser estudiadas y discutidas. El caso que aquí nos ocupa es algo más complejo porque trataré de enlazar dos temas que, a priori, parecen contrapuestos (aunque a mi juicio no lo son): la experiencia mística y el orgasmo.
Desde que se estudia la obra de Santa Teresa siempre se ha hablado de un cierto carácter sensual en sus experiencias místicas, lo que se ha utilizado por detractores de la religión para banalizar dichas experiencias, mientras que los responsables religiosos y los creyentes, o bien han rechazado esas sugerencias o bien las han interpretado como una forma de profundo amor a Dios.
Desde los años 80 del siglo pasado la neurociencia se ha lanzado a estudiar en profundidad los sustratos neurobiológicos de las experiencias místicas, siempre manteniendo la hipótesis (que ya casi nadie se atreve a negar) de que toda experiencia tiene como sustrato último la actividad cerebral. El investigador Michael Persinger, mediante un casco que permite crear campos magnéticos localizados en áreas específicas del cerebro, logró, estimulando el lóbulo temporal, inducir experiencias similares a las místicas en las que los individuos participantes en estos estudios afirmaron haber “oído a Dios”, otros afirmaban haber “sentido una unión espiritual con todo lo existente” e incluso algunos afirmaron haberse visto “fuera del cuerpo”. Cuando, se estimuló de forma específica el hipocampo, las sensaciones descritas fueron de “relajación o sensación general de bienestar”.
Otra de las evidencias experimentales de la implicación del lóbulo temporal en las experiencias místicas es el hecho de que un porcentaje significativo de personas que padecen epilepsia focal en el lóbulo temporal (descargas espontáneas de actividad localizadas en esa área cerebral) experimentan conversiones religiosas súbitas, presentan hiper-religiosidad y alucinaciones auditivas que interpretan como la “voz de Dios”. Estos pacientes tienen tendencia a dotar de significado trascendente a sucesos irrelevantes y de calificar moralmente todos los actos. El neurólogo García-Albea, tras un exhaustivo examen de los síntomas de Santa Teresa (cefaleas crónicas, visiones, pérdidas de conciencia o mordeduras de la lengua), a través de sus escritos y de testimonios ajenos, ha propuesto que esta mujer padecía precisamente este tipo de epilepsia.
La idea más aceptada hoy día en cuanto a las experiencias místicas es que se deberían a una hiperactividad del hipocampo que, a su vez, generaría una alta actividad en la amígdala, estructura que se ha visto que al ser estimulada con electrodos puede producir sensaciones de intenso placer, muy similares a las del orgasmo. El hipocampo estaría relacionado con la sensación de relajación (arrobamiento) así como con la incapacidad para situarse en el espacio (fenómenos de levitación), y la amígdala con la sensación placentera experimentada. También la alta actividad del lóbulo temporal podría alcanzar las áreas auditivas, que se encuentran en este lóbulo, dando lugar a las voces que pueden oír algunas personas durante estas experiencias.
Por otro lado, desde hace unos años, y gracias a las técnicas de imagen funcional, se han podido estudiar las áreas cerebrales involucradas en la generación del orgasmo, y más concretamente, en el orgasmo femenino. Mediante resonancia magnética, un grupo de la universidad de New Jersey estudió el orgasmo en mujeres que eran capaces de alcanzarlo simplemente pensando (por supuesto, tenían controles de mujeres que alcanzaban los orgasmos mediante estimulación del clítoris, o vaginal). En estas mujeres se observó un incremento de la actividad de ciertas áreas cerebrales en el momento del orgasmo que fueron principalmente el hipotálamo (relacionado con la liberación de oxitocina y el control del sistema nervioso autónomo), el núcleo accumbens (con un papel importante en la recompensa y el refuerzo) y el hipocampo, que tendría que ver con la sensaciones de relajación y placer obtenidas durante el orgasmo. De hecho, el hipocampo sólo se encuentra activo durante el tiempo que se experimenta el orgasmo y no antes ni después. La amígdala se activó en las mujeres que tuvieron orgasmos mediante estimulación del clítoris o vaginal pero no en las que los alcanzaron pensando, lo que sugiere que la amígdala no está implicada en la percepción cognitiva del orgasmo y sí más en la percepción sensorial de este.
Por otro lado, se ha visto que mujeres con epilepsia del lóbulo temporal presentan lo que se denominan auras orgásmicas: la alta estimulación del lóbulo temporal daría lugar a la generación de orgasmos en los pacientes con este tipo de epilepsia. Parece que tiene lugar en mayor proporción en el hemisferio derecho, si bien se ha descrito algún caso en el hemisferio izquierdo.
A la vista de estos datos, no creo que resulte descabellado afirmar que el solapamiento que parece haber entre las áreas cerebrales activadas (estructuras del lóbulo temporal) durante las experiencias místicas y el orgasmo permitan que ciertas personas, al alcanzar el estado místico puedan, a su vez, experimentar un placer de tipo sexual similar al del orgasmo, algo parecido a lo que podría ser el fenómeno de la sinestesia. ¿Podría, por tanto, ser este el caso de Santa Teresa?
Un apunte antropológico: no olvidemos que a lo largo de la historia se han sucedido las religiones que han buscado alcanzar las experiencias místicas precisamente mediante ritos y danzas orgiásticas, como en los cultos a Dionisio en Tracia, o los cultos a Cibeles de los pueblos frigio y griego, o como ocurre actualmente en ciertas tribus de pueblos africanos, americanos o asiáticos que mantienen vivas sus tradiciones, si bien el ejemplo más conocido es el del budismo tántrico que propone el acto sexual como uno de los medios para alcanzar la unión con Dios y, por tanto, la salvación.
Desde que se estudia la obra de Santa Teresa siempre se ha hablado de un cierto carácter sensual en sus experiencias místicas, lo que se ha utilizado por detractores de la religión para banalizar dichas experiencias, mientras que los responsables religiosos y los creyentes, o bien han rechazado esas sugerencias o bien las han interpretado como una forma de profundo amor a Dios.
Desde los años 80 del siglo pasado la neurociencia se ha lanzado a estudiar en profundidad los sustratos neurobiológicos de las experiencias místicas, siempre manteniendo la hipótesis (que ya casi nadie se atreve a negar) de que toda experiencia tiene como sustrato último la actividad cerebral. El investigador Michael Persinger, mediante un casco que permite crear campos magnéticos localizados en áreas específicas del cerebro, logró, estimulando el lóbulo temporal, inducir experiencias similares a las místicas en las que los individuos participantes en estos estudios afirmaron haber “oído a Dios”, otros afirmaban haber “sentido una unión espiritual con todo lo existente” e incluso algunos afirmaron haberse visto “fuera del cuerpo”. Cuando, se estimuló de forma específica el hipocampo, las sensaciones descritas fueron de “relajación o sensación general de bienestar”.
Otra de las evidencias experimentales de la implicación del lóbulo temporal en las experiencias místicas es el hecho de que un porcentaje significativo de personas que padecen epilepsia focal en el lóbulo temporal (descargas espontáneas de actividad localizadas en esa área cerebral) experimentan conversiones religiosas súbitas, presentan hiper-religiosidad y alucinaciones auditivas que interpretan como la “voz de Dios”. Estos pacientes tienen tendencia a dotar de significado trascendente a sucesos irrelevantes y de calificar moralmente todos los actos. El neurólogo García-Albea, tras un exhaustivo examen de los síntomas de Santa Teresa (cefaleas crónicas, visiones, pérdidas de conciencia o mordeduras de la lengua), a través de sus escritos y de testimonios ajenos, ha propuesto que esta mujer padecía precisamente este tipo de epilepsia.
La idea más aceptada hoy día en cuanto a las experiencias místicas es que se deberían a una hiperactividad del hipocampo que, a su vez, generaría una alta actividad en la amígdala, estructura que se ha visto que al ser estimulada con electrodos puede producir sensaciones de intenso placer, muy similares a las del orgasmo. El hipocampo estaría relacionado con la sensación de relajación (arrobamiento) así como con la incapacidad para situarse en el espacio (fenómenos de levitación), y la amígdala con la sensación placentera experimentada. También la alta actividad del lóbulo temporal podría alcanzar las áreas auditivas, que se encuentran en este lóbulo, dando lugar a las voces que pueden oír algunas personas durante estas experiencias.
Por otro lado, desde hace unos años, y gracias a las técnicas de imagen funcional, se han podido estudiar las áreas cerebrales involucradas en la generación del orgasmo, y más concretamente, en el orgasmo femenino. Mediante resonancia magnética, un grupo de la universidad de New Jersey estudió el orgasmo en mujeres que eran capaces de alcanzarlo simplemente pensando (por supuesto, tenían controles de mujeres que alcanzaban los orgasmos mediante estimulación del clítoris, o vaginal). En estas mujeres se observó un incremento de la actividad de ciertas áreas cerebrales en el momento del orgasmo que fueron principalmente el hipotálamo (relacionado con la liberación de oxitocina y el control del sistema nervioso autónomo), el núcleo accumbens (con un papel importante en la recompensa y el refuerzo) y el hipocampo, que tendría que ver con la sensaciones de relajación y placer obtenidas durante el orgasmo. De hecho, el hipocampo sólo se encuentra activo durante el tiempo que se experimenta el orgasmo y no antes ni después. La amígdala se activó en las mujeres que tuvieron orgasmos mediante estimulación del clítoris o vaginal pero no en las que los alcanzaron pensando, lo que sugiere que la amígdala no está implicada en la percepción cognitiva del orgasmo y sí más en la percepción sensorial de este.
Por otro lado, se ha visto que mujeres con epilepsia del lóbulo temporal presentan lo que se denominan auras orgásmicas: la alta estimulación del lóbulo temporal daría lugar a la generación de orgasmos en los pacientes con este tipo de epilepsia. Parece que tiene lugar en mayor proporción en el hemisferio derecho, si bien se ha descrito algún caso en el hemisferio izquierdo.
A la vista de estos datos, no creo que resulte descabellado afirmar que el solapamiento que parece haber entre las áreas cerebrales activadas (estructuras del lóbulo temporal) durante las experiencias místicas y el orgasmo permitan que ciertas personas, al alcanzar el estado místico puedan, a su vez, experimentar un placer de tipo sexual similar al del orgasmo, algo parecido a lo que podría ser el fenómeno de la sinestesia. ¿Podría, por tanto, ser este el caso de Santa Teresa?
Un apunte antropológico: no olvidemos que a lo largo de la historia se han sucedido las religiones que han buscado alcanzar las experiencias místicas precisamente mediante ritos y danzas orgiásticas, como en los cultos a Dionisio en Tracia, o los cultos a Cibeles de los pueblos frigio y griego, o como ocurre actualmente en ciertas tribus de pueblos africanos, americanos o asiáticos que mantienen vivas sus tradiciones, si bien el ejemplo más conocido es el del budismo tántrico que propone el acto sexual como uno de los medios para alcanzar la unión con Dios y, por tanto, la salvación.
9 comentarios:
Tengo un amigo que decía no sé qué del cornezuelo del pan de centeno para explicar el éxtasis(queridos amigos de ciencias, nunca supe cuanto de cierto había en ello)... ufff, sexo, drogas y les faltaba el rock and roll!! jeje
Pr mi parte y para levitar yo tengo claro que técnica elegir de las dos propuestas, cuestión de creencias o gustos... pero si algún día decido hacerme monja está bien saberlo... jajaja
Dices bien, margot con respecto al tema de las drogas. Hace unos años se les suministró a unos seminaristas una droga, la psilocibina, que afecta al sistema serotoninérgico del cerebro. Un 75% de los seminaristas relato experiencias místicas obtenidas en los rezos en conjunto que se desarrollaban a continuación. Otras sustancias como la mescalina o el LSD se ha visto que pueden tener esos mismos efectos. Es decir, podemos provocar las experiencias místicas mediante drogas.
Por cierto, no creo que pudieses hacerte monja gustándote tanto Bolaño...
Pero entonces Rael tenía un fundamento neurobiológico cuando creo su secta orgiastica. Para que luego os riais de él.
Bueno, en primer lugar, ¡enhorabuena por vuestro blog!
En relación con lo que comenta Brainy respecto a la epilepsia focal en el lóbulo temporal y la religiosidad, probablemente fuese el caso de Fiódor Dostoyevski, por lo que comentan varios expertos en el tema. Ya que me consta que los autores de este blog son amantes de la buena literatura, recomiendo el libro de J. M. Cotzee "El maestro de Petersburgo", en una de cuyas escenas se describe con detalle un ataque epiléptico del escritor ruso.
Gracias por visitar nuestro humilde blog...
En cuanto a lo de Dostoievsky, es uno de los casos más citados (como el de San Pablo y su famosa caída del caballo). De hecho, por si te interesa, y en relación con Dostoievsky, él mismo describe uno de sus ataques en El idiota (también suele ser muy citado). En el caso de Dostoievsky, además, esta epilepsia del lóbulo temporal afectó claramente a sus creencias religiosas, como se puede ver en muchas de sus obras (creo que en Los hermanos Karamazov es bastante patente).
Gracias de nuevo por la visita y esperamos tus futuros comentarios.
Saludos.
Me he acordado de que en un capítulo de House tratan a una enferma que sufre "ataques orgásmicos" y creo recordar que era epiléctica. En ciertos sectores de la población te despellejarían por esta entrada...suerte que no están demasiado interesados en aprender y no creo que entren al blog.
Je, ya lo sé miski, pero los hechos son los hechos. Si alguien tiene pruebas en contra, que las muestre. Así de bonita es la ciencia.
Hola amigos:
Buscando en Google llegué a este blog. Quiero comentar y preguntar dónde puedo obtener más información sobre los hechos que se producen con mi pareja. Ella, al tener orgasmos, sólo en una posición, vuela a un valle que ha alcanzado después de varios viajes. Al comienzo, hace unos 3 años, comenzó viendo puertas, eligiendo caminos y durante este tiempo, llegando ahora a ese valle, que ha explorado teniendo ella misma diversas formas, relacionadas con animales en vuelo. Lo curioso es que ha sido una especie de secuencia lógica, en que ha ido avanzando, generalmente en la misma dirección. Sus vuelos, están mezclados con sentimientos y emociones relacionados con la paz y alegría casi sagrada.
Agradeceré datos, ya que nos parece una experiencia que debemos investigar por la extensión de tiempo que ha tenido y esa especie de hilo conductor que ha mantenido siempre.
Ella no es epiléptica. Tiene excelente salud, que logró haciendo yoga y teniendo experiencias místicas y de meditación por más de 30 años, desde muy joven.
Les dejo mi correo para que me hagan llegar sus comentarios.
mi e-mail es cristinayyo@gmail.
Gracias a todos.
yo puedo alcanzar el climax solo levitando, elevando mi espíritu hasta el maximo cosmos, absorviendo energía espiritual es cierto
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